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jueves, 16 de julio de 2015

Armonía en la escritura

"Las tres cuartas partes de las personas escriben mal porque no se les ha demostrado el mecanismo del estilo, la anatomía de la escritura; cómo se encuentra una imagen o cómo se construye una frase." Albalat
Escribir y componer
La armonía radica en el sentido musical de las palbras y de las frases, y en el arte de combinarlas de un modo agradable para el oído.
Ejemplo:
“Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido
la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre; que ella, sin ser forzada, ofrecía por todas las partes de su fértil y espacioso seno lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían.”
Vicios: cacofonía, monotonía, repeticiones, asonancias y consonancias.
La construcción de la frase no está sometida a reglas fijas, pero conviene tener en cuenta las siguientes:
Dar prioridad al complemento más corto.
Evitar la cacofonía, la monotonía, las repeticiones, asonancias y consonancias.
No terminar la frase con la expresión más corta
El estilo pintoresco
La viveza descriptiva se consigue mediante:
La descripción de detalles característicos.
Las comparaciones acertadas y expresivas.
Las antítesis que ponen de relieve los pensamientos.
El detalle descriptivo
Mostrar una cosa plásticamente es ponerla ante los ojos del lector como algo vivo.
Ejemplo: "El chofer del taxi, las manos sobre el volante, el cuello torcido y la boca abierta, como alelado, la bella señorita que pasaba por la acera.
La Comparación 
La comparación o símil es la expresión de la semejanza que existe entre el plano real y el plano evocado.
La comparación ha de ser clara, natural, justa y sugestiva.
a) Clara,
porque la comparación que no aclare algo es mala, no cumple su fin fundamental.
Decir de alguien, en España, que “tenía la piel verdosa como la iguana” no es una imagen clara, porque en este país la iguana es un animal prácticamente desconocido.

b) Natural,
es decir, ni rebuscada ni artificial. La comparación debe brotar espontáneamente, sin esfuerzo aparente.
Ejemplo:
“Ante él se extendía la vega granadina como un verde tapiz de variados tonos.”
Ejemplo:
c) Justa,
para que la relación entre nuestro pensamiento y la imagen quede bien establecida, para que la comparación no resulte incoherente. 
Ejemplo:
“Al marcharse los barcos del puerto, quedó éste como un inmenso espejo muerto”.
d) Sugestiva,
para que llame la atención con gracia y espontaneidad. 
Ejemplo:
Imagen forzada sería: El trigo dorado como los cabellos de Ceres.
La antítesis
La antítesis es una figura literaria por la que se contraponen una palabra o una frase a otra de significado contrario. 
Ejemplo:
El hombre sólo es grande de rodillas.
Al utilizar la antítesis, conviene evitar los siguientes peligros:
a) 
No abusar de la antítesis, para evitar la monotonía consiguiente; el abuso de esta figura engendra el estilo alambicado, insoportable.
b)
No forzarla; conviene que la antítesis –como la imagen- sea natural, no rebuscada.
c)
El contraste ha de estar en las ideas, no es los vocablos; de lo contrario surge el jeroglífico, el juego de palabras.

Metáforas y frases hechas
La metáfora, según Albalat, “es una imagen que resulta de una comparación sobreentendida. Pero la imagen no es siempre metáfora. La imagen es un modo fuerte de escribir, una manera de hacer más sensible un objeto.”
Cualidades de la metáfora
Mientras que la comparación es más lenta, más racional; la metáfora es más rápida, más intuitiva. 
Ejemplo:
La sombra de una nube que se pasea lentamente como un pensamiento amargo.
Génesis de la frase hecha
Las frases hechas son grupos de palabras, con forma inalterable, que se emplean en cualquier discurso en sentido figurado.
Las frases hechas no contienen ninguna sentencia (¡Allí ardió Troya!), o la expresan a modo de proverbio (Hizo de su capa un sayo) o de comparación (Es más feo que Picio).
Cómo se renuevan las metáforas
Si no somos capaces de crear metáforas nuevas, originales y sugestivas, podemos al menos “renovar” las usadas. 
Ejemplo:
En lugar de la ya gastada expresión “los económicamente débiles”, podemos escribir “los económicamente enclenques o avitaminósicos”.
Las figuras retóricas
Planteamiento y justificación
El lenguaje en sentido recto emplea el significado literal de las palabras.
El lenguaje en sentido figurado emplea el significado metafórico de las palabras.

Preocupación renovadora
Las principales figuras retóricas a causa de su empleo constante, se desgastan con el uso. Es preciso renovarlas, si no queremos caer en la frase hecha.
Principales figuras retóricas
En los tratados de Perceptiva Literaria se habla de tres clases de figuras retóricas: 
de pensamiento
, que afectan a la idea; 
de dicción
, referentes al lenguaje, y 
los tropos
, que afectan a la idea y al lenguaje.
La sinestesia
La sinestesia es un tropo que consiste en unir dos imágenes o sensaciones procedentes de diferentes dominios sensoriales.
Ejemplo:
A través de la noche que me envuelve, 
la luz de los sonidos me contempla.

La paradoja
La paradoja es una figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. Puede confundirse con la antítesis.
Ejemplo:
“La caricatura es una cosa seria que consigue hacer que un cerdo se parezca más a un cerdo que como Dios mismo lo hizo”.
La ironía
Los tratados de Preceptiva Literaria suelen definir la ironía como figura retórica de pensamiento por la que se pretende sugerir lo contrario de lo que dicen las palabras. Esto en cuanto a la forma. En cuanto al fondo, se la ha definido como “el valor de los débiles”.
La hipérbole
La hipérbole es la figura que consiste en aumentar o disminuir excesivamente aquello de que se habla. Es una ponderación exagerada que, a menudo, va acompañada de comparaciones.
La hipérbole de Quevedo
Ejemplo clásico de hipérbole literaria lo tenemos en el famoso soneto “A una nariz”, de Francisco de Quevedo:
Érase un hombre a una nariz pegado, 
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Érase un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricisimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.
¡GRACIAS!